Primera etapa de la recién terminada Vuelta a San Juan. Dos amigos en el sprint, o eso parece. Gana Fernando Gaviria, el colombiano que pasa por ser el ciclista con mayor velocidad punta del planeta. Pero Fernando ya sabía que Peter Sagan no había atacado para ganar, sino para lanzar a su compañero en el BORA-hansgrohe, Sam Bennet, como volvió a hacer, al fin con éxito, en la última etapa.
Gaviria manejaba en esa primera etapa del año información confidencial: el tres veces campeón del mundo le había informado de que no iba a buscar el triunfo, así que cuando saltó Sagan, calculó mejor que nadie lo que debía hacer para evitar que Bennet rematara. Entre medias se mezcló el inesperado Matteo Malucelli (Caja Rural-RGA) y el compañero irlandés de Sagan completó el primer podio de esta edició de la carrera argentina.
Pero la mayoría de las veces la amistad queda aparcada durante el fragor del sprint. Sucedió en la cuarta etapa, también ganada por Gaviria, con peligro de caer por el ímpetu que le puso Sagan, segundo, que se le echó encima al colombiano. «En ese momento solo piensas en dar un pedalazo más. Peter y yo somos buenos amigos pero en el sprint no hay amigos, solo piensas en ganar».
«Ser amigo de Peter no es ningún inconveniente en carrera» nos dijo Fernando Gaviria en el hotel Del Bono. «Somos amigos, pero no compartimos equipo. No somos aliados, si me puede ganar, lo hará y si lo puedo hacer yo, no no lo dudaré un segundo. Nuestros intereses son diferentes». Otra cosa es que se vayan de vacaciones juntos, compartan algún entrenamiento -no muchos- en las rutas de Mónaco, donde ambos viven durante la temporada, y disfruten de cenas y sobremesas: «Compartimos una misma ideología que es disfrutar de la vida también siendo ciclistas y aprovechamos estos momentos para hablar de todo menos de ciclismo», confiesa el esprinter de la Ceja.
El clasicómano de Zilina, por su parte, certifica su amistad. «Empecé a hablar con Fernando hace dos años. De ciclismo y también fuera. Vivimos en Mónaco y a veves quedamos para tomar algo y es un placer», nos dice. Ambos comparten agente, el exprofesional Giovanni Lombardi.
También fue un placer la semana de vacaciones que pasaron Sagan y sus amigos en Medellín, con Gaviria de ‘cicerone’. «Se tomó su tiempo y sus molestias para organizarlo y la verdad es que lo pasamos muy bien mis amigos y yo. Yo quería conocer Colombia y después de Medellín, fuimos a la playa, a Cartagena«. No descarta pasar días entrenándose en altura en un futuro cercano.
En cuanto al elemento competitivo, Sagan coincide en que la amistad no influye. «El otro día hablábamos de abanicos, echando bromas en la etapa, pero a falta de tres kilómetros nos dijimos, ‘oye que vamos a disputar la etapa». Y se enfrascaron en el sprint.
Los dos amigos separan por un momento sus caminos, uno va a a correr el Tour Colombia, con una etapa en la puerta de su casa en La Ceja, y el otro a preparar en Europa la temporada de clásicas. Se verán y pelearán en los ‘monumentos’ y también en el Tour, como el año pasado. «Dijimos que quien ganara etapa compraba una botella de champán. Al final compramos seis», recuerda Peter Sagan.
Info y Foto: Marca
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