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NOTABLE VICTORIA DE ALAPHILIPPE EN ITALIA

Si algo le falta a la Strade Bianche para poder equipararse, como muchos tratan de forzar en la injusta y absurda comparación con la París-Roubaix, para pelear codo con codo en términos de grandeza con las grandes clásicas de Centroeuropa es kilometraje.

Es verdad que estamos todavía en los primeros compases de la temporada, pero el primer Monumento –la carrera ciclista más larga de la actualidad– está a la vuelta de la esquina y los poco más de 180 kilómetros de la cita italiana se antojan, en un tiempo de hiperespecialización y en la que cada cual elige y mide sus objetivos al milímetro, escasísimos para las grandes figuras que, atraídas por el rápido crecimiento de esta bellísima prueba, se dan cita cada año en Siena para su disputa.

La Strade Bianche, que este año ha hecho honor a su nombre gracias a las buenas condiciones meteorológicas, comenzó rapidísima. En realidad, es lo que tiene este trazado cuando los sectores que le dan dureza y nombre están secos y no embarrados. El escaso kilometraje anima al pelotón a rodar rápido por una zona que, con esas ondulaciones propias de la Toscana, invita a ello. Fue esa elevada velocidad la que propició que durante casi una hora no se produjera ningún ataque digno de mención en el pelotón hasta que un cuarteto formado por Nico Denz, Diego Rosa (Sky), Alexandre Geniez (Ag2r-La Mondiale) y Léo Vincent (Groupama-FDJ) consiguió, no sin esfuerzo, poner algo de tierra de por medio respecto al pelotón.

Con el pelotón consintiendo la fuga, pero sin levantar el pie en exceso, los cuatro escapados necesitaron circular a un alto ritmo para poder construir esa ventaja máxima de cinco minutos a partir de la cual el gran grupo decidió no correr riesgos y mantener las cosas controladas. Ese nuevo acelerón provocó que, por delante, Geniez y Vincent no pudieran asumir el esfuerzo necesario y dejaran a Denz y Rosa solos en cabeza con algo menos de 90 kilómetros por delante.

Con el hombre de Sky rodando con un minuto de renta por delante, Denz fue neutralizado justo en el momento en el que el pelotón atacaba el Monte Sante Marie, el octavo tramo de gravilla del día, el más duro y el que hace unos años fue bautizado con el nombre de Fabian Cancellara, único hombres que, por el momento, se ha ganado ese honor al haberse impuesto tres veces en la meta de Siena.

Fue ese el lugar elegido por el ganador del pasado año, Tiesj Benoot(Lotto-Soudal) para tratar de hacer la selección definitiva con dos fuertes cambios de ritmo casi consecutivos que redujo sólo pudieron aguantar Tim Wellens (Lotto-Soudal), Jakob Fuglsang, Alexey Lutsenko (Astana), Greg Van Avermaert (CCC), Zdenek Stybart, Julian Alaphilippe, Yves Lampaert (Deceuninck-Quick Step), Simon Clarke (EF-Education First), Romain Saigle (Groupama-FDJ), Wout Van Aert (Jumbo-Visma), Robert Power (Sunweb) y Toms Skujiņš (Trek-Segafredo).

Se trataba de un grupo lo suficientemente potente como para que Rosa, sabedor de que su aventura estaba más que sentenciada y visto que su equipo no había podido colar a nadie en ese corte –Thomas se quedó cortado en el grupo perseguidor con Nibali–, se dejó cazar para que, ya sobre el asfalto posterior al Monte Sante Marie, la carrera entrara en su fase decisiva.

Con sólo 20 kilómetros por delante, justo antes de afrontar el décimo y duro sector de gravilla, fue Fuglsang el que movió el árbol. Al danés le siguió en primera instancia un potente Wout Van Aert que demostró que no necesita de climas crossistas para brillar en la ruta. Tras unos momentos de duda, fue Julian Alaphilippe el que, potentísimo, cerró el hueco formando el trío al que no pudo llegar Skujiņš, que se quedó en tierra de nadie.

Los tres se entendieron bien y abrieron un hueco de un minuto. Poco duró la unión ya que en una de las partes más empinadas de ese décimo tramo a Van Aert se le atragantó la subida. Fuglsang, que abría el grupo, fue el primero en darse cuenta y subió un poco la apuesta, lo suficiente como para hacer explotar al belga. Alaphilippe, muy fuerte, tampoco tuvo problemas en dejar atrás al hombre del Jumbo-Visma y formar, junto al de Astana, un nuevo dúo en cabeza con sólo 17 kilómetros por delante.

La pelea física y mental entre ambos en esos kilómetros finales fue tan intensa como bonita. Afrontaron juntos el último tramo de sterrato y, casi en la salida del mismo, el danés, sabedor de que Alaphilippe era, sobre el papel, el gran favorito si llegaban juntos a la empinadísima cuesta de Siena, protagonizó uno de esos acelerones secos que al francés le costó lo suyo seguir. No se trataba de un demarraje. Sólo de un aviso. De un movimiento táctico dirigido más a la cabeza de su rival que a las piernas. Era importante hacer dudar al francés y, juzgando sus movimientos posteriores, el de Astana lo consiguió.

Alaphilippe, siempre un manojo de nervios, se revolvía sobre la bicicleta. Se ponía a rueda de su rival. Sacudía las piernas. Le decía algo al de Astana. Se colocaba delante. No paraba, en definitiva, quieto. Mientras, Fuglsang, sabedor de su inferioridad teórica en la llegada, trataba de desesperarle un poco más. Cara de póker, pedaleo más sobrio y, en definitiva, tratar de colocar a la presa, por peligrosa que sea, en la posición menos ventajosa para ella.

Fuglsang buscó un ataque de lejos cuando restaban todavía cinco kilómetros para el final, pero Alaphilippe supo responder rápido y bian. Desde ese momento, el danés se tornó todavía más desconfiado. Sus relevos eran puramente cara a la galería. Se quedaba el de Astana a rueda del galo el mayor tiempo posible y sólo cuando el codo del hombre del Deceuninck-Quick Step presionaba en exceso se prestaba a colocarse delante, pero sin convicción ni intensidad.

France’s Julian Alaphilippe (L) and Denmark’s Jakob Fuglsang ride during the one-day classic cycling race Strade Bianche (White Roads) on March 9, 2019 in Siena, Tuscany. (Photo by Marco BERTORELLO / AFP)

El práctico sur place de los dos líderes permitió que Van Aert, que peleaba por detrás por asegurarse la tercera posición, añadiera un poco más de pimienta a la cosa al acercase a sólo 10 segundos cuando sólo un par de kilómetros antes circulaba con casi 40 segundos perdidos.

El crosser contactó con la cabeza de carrera al pasar bajo la pancarta del último kilómetro, pero estaba claro que, como ya le sucediera el pasado año, la cuesta final se le iba a hacer excesivamente dura. Así, el belga ni se molestó en levantarse del sillín cuando, a 400 metros de la línea de meta, Fuglsang aceleró tratando de sorprender a un muy atento Alaphilippe que no sólo hizo valer su mayor explosividad en ese terreno, sino que se aseguró el mejor posicionamiento al entrar primero en la última curva a izquierdas, un punto a partir del cual es prácticamente imposible ser rebasado.

Con su triunfo, Alaphilippe mantiene el pleno de triunfos del Deceuninck-Quick Step en este arranque de las clásicas sumando la Strade Bianche al Circuito Het Nieuwsblad (Stybar), Kuurne-Bruselas-Kuurne (Jungels) y Le Samyn (Sénéchal). Fuglsang, que debutaba hoy en la clásica italiana, se llevó un merecido segundo puesto y Wout Van Aert confirmaba lo ya demostrado en la campaña clasicómana de 2018 al repetir la misma tercera posición del pasado año.

CLASIFICACIÓN
1 Alaphilippe JulianDeceuninck – Quick Step04:47:14
2 Fuglsang JakobAstana Pro Team00:02
3 van Aert WoutTeam Jumbo-Visma00:27
4 Štybar ZdeněkDeceuninck – Quick Step01:00
5 Benoot TiesjLotto Soudal,,
6 Van Avermaet GregCCC Team01:01
7 Lutsenko AlexeyAstana Pro Team01:04
8 Clarke SimonEF Education First01:08
9 Skujiņš TomsTrek – Segafredo01:12
10 Wellens TimLotto Soudal01:21

Clasificaciones Completas 13ª Strade Bianche

Info: Ciclo 21

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