El colombiano Santiago Buitrago lloró de impotencia el pasado domingo al hacer segundo en Cogne por detrás de Ciccone, y este miércoles cambiaba las lágrimas de rabia por las de felicidad, al lograr en la 17ª etapa del Giro de Italia, de 168 kilómetros, la victoria, la primera de la temporada y la primera para él en una gran vuelta ciclista de tres semanas. Un día en el que se confirmaba el abandono del británico Simon Yates, ganador de dos etapas, lastrado por sus problemas de rodilla, y en el que se confirmaba también la peligrosidad de una etapa que se las traía, con tres puertos de consideración en los últimos 80 kilómetros de la quinta jornada de montaña, que quizá no tenía el renombre del Blockhaus o del Mortirolo, pero que presentaba argumentos suficientes para que sucedieran cosas.
¡Y vaya si han sucedido! La jornada empezaba ya costa arriba, con el Passo del Tonale que ya tensaba la cuerda y que facilitó la formación de una fuga de calidad, en la que que de nuevo estaba un Mathieu Van der Poel. El neerlandés volvía de nuevo a sudar el maillot de verdad y por momentos dio la sensación que podría aspirar a ganar su segunda etapa en el Giro, la primera de montaña, pero da la sensación que por momentos el nieto de Raymond Poulidor le sigue faltando acabar de gestionar bien los esfuerzos. El líder del Alpecin-Fenix trataba de irse en solitario en la última de las ascensiones del día (Monte Rovere, 7,9 km de subida a una media del 9,9% y rampas máximas del 15%), después de romperse kilómetros atrás una escapada en la que estaban nombres como Felix Gall, Martin, Covi, Buitrago, Hirt, Vansevenant o Bouwman; pero primero Leemreize y después Buitrago le superaban. En el último cuarto de la subida, el colombiano del Bahrain sabía que tenía a Van der Poel y a Leemreize un minuto pot delante, pero confió en las órdenes que le llegaban desde el coche y en sus piernas. Tuvo paciencia, cazó a Leemreize a escasos metros de coronar, asegurándose en los ocho kilómetros de bajada el margen suficiente para acabar logrado una merecida victoria.
Entre los argentinos, Eduardo Sepúlveda culminó 28 en la etapa y se ubica 83 en la general y Maxi Richeze finalizó 147 en el parcial y está 147 en la general.
Había dos focos de atención en la etapa, el ganador del día y saber qué sucedía en el grupo de los elegidos. En la etapa previa tanto Landa como Carapaz dejaron claro que el objetivo era el de distanciar al portugués Joao Almeida. Carapaz primero para asegurarse más la primera plaza y Landa para arrebatarle el podio. Lo intentaron ayer y hoy el plan salió a la perfección. Primero Porte (Ineos) hizo el trabajo para su compañero Carapaz y Mikel Landa se benefició del fuerte ritmo del australiano, pero fue el Bahrain, con Poels y con el propio Landa, los que descolgaron a Almeida, que de momento ya ha cedido el tercer lugar del podio de Verona en beneficio de un Landa que ya pisa el podio del Giro. Cierto es que en los últimos metros ha cedido seis segundos respecto a Carapaz y Hindley, y que no da la sensación que los remate con sus arreones, pero el primer objetivo del plan de Mikel ya se ha cumplido al pisar el podio y queda todavía mucho Giro.
Info: Mundo Deportivo
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