No todas las semanas se puede tener el placer infinito de ver pasear -y competir- por las carreteras catalanas a todo un campeón del mundo, que además es el ganador de las dos últimas ediciones de la Volta y que está a punto, aunque no lo parezca, ni mucho menos, de cumplir los 39 años. Pero, además, si Alejandro Valverde (Las Lumbreras, Murcia, 25 de abril de 1980) no viene solo y lo hace acompañado de un sinfín de estrellas del pedal, entonces la fiesta ya es completa.
Y, encima, gratuita, sin pagar un euro por el festín deportivo, lo que no ocurre en ningún otro deporte. En ninguna otra disciplina que no sea el ciclismo las estrellas del deporte pasan por delante de casa, por la calle, por la plaza o por la carretera donde se circula habitualmente. Esta es la magia que tiene la bici.
La Volta ya está aquí. Llega, desde este lunes hasta el domingo día 31, acompañada del mayor cartel deportivo que hasta ahora no ha podido tener ninguna de las carreras disputadas en esta primera fase de la temporada. Por ejemplo, París-Niza y Tirreno-Adriático, las dos primeras pruebas de una semana del circuito World Tour donde también está enrolada la carrera catalana (incomprensiblemente y como siempre disputadas al mismo tiempo las pruebas francesa e italiana) tuvieron que repartirse las estrellas, lo que no ocurrirá con la ronda catalana que vuelve a tener como en el 2017 y 2018, vencedor ambas veces, a Valverde como el máximo favorito al triunfo final.
Regresa la Volta y lo hace de nuevo salvada, en lo económico, por las arcas de la Generalitat y por la apuesta del Tour. ASO, la empresa que gestiona la ronda francesa, ya la tiene incluida en su paquete de negocio, lo que garantiza la supervivencia de una carrera que el año que viene alcanzará la edición número 100. Atrás han quedado sepultados los riesgos que hace una década casi suponen la desaparición de la prueba.
Criticada algunas veces por un recorrido que no es excesivamente duro y falto, por ejemplo, de una contrarreloj, una especialidad que, en lo relativo a las audiencias, cada vez atrae menos, precisamente la aparente, solo aparente, suavidad de la Volta seduce a la gran mayoría de astros de este deporte que no quieren verse expuestos a una mayor exigencia en esta primera fase del calendario cuando todos miran ya hacia las tres grandes rondas por etapas, principalmente, el Tour.
Por esta razón, Valverde no estará solo, en cuanto a figuras, hasta el domingo día 31 y sí, en cambio, pedaleará por Catalunya acompañado, entre otros, por Chris Froome, Egan Bernal, Nairo Quintana, Romain Bardet, Enric Mas, Thibaut Pinot, Simon Yates o Fabio Aru. Por esta razón, él sabe que no será tarea sencilla el camino hacia una tercera victoria consecutiva en Barcelona. El campeón del mundo también se anotó el triunfo en la edición celebrada en el 2009.
Tampoco se debería olvidar que la Volta es la tercera carrera por etapas más antigua del planeta. La ronda catalana nació en 1911, dos años más tarde que el Giro y siguiendo la idea del Tour que se creó en 1903. Por eso, cada temporada la prueba se sumerge en los libros de historia que ya incluyen estos últimos años los textos con los recuerdos de las subidas a las estaciones de esquí de Vallter 2.000 (el próximo miércoles) y La Molina (el jueves que viene) como tradicionales lugares de peregrinación de una carrera que también visitará los llanos de Calella, Sant Feliu de Guixols, Sant Cugat del Vallès y Vila-seca; sin olvidar el tradicional punto y final en la montaña de Montjuïc, por un circuito que ya se ha hecho habitual, donde se coronará al vencedor de la 99ª edición de la Volta.
Solo cabe esperar que el tiempo, tan traicionero a veces, no vuelva a perjudicar al espectáculo de la Volta. El año pasado las ráfagas de viento obligaron a suspender la ascensión a Vallter 2.000 por seguridad. La primavera, en la montaña, a veces, se presenta muy traicionera.
Info y Foto: El Periódico
¡NO TE OLVIDES DE SEGUIRNOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES!