A Jani Brajkovic, la UCI le contó el pasado julio que había encontrado restos de una sustancia prohibida en una muestra de orina de abril, y se puso a buscar de dónde había salido aquello. Buscando, buscando, dio con un sustitutivo de comida en el que parecía haberse colado la metilhexanamina.
Contó sus pesquisas a la UCI, que aceptó la contaminación accidental y le impuso un castigo menor, 10 meses. También las contó en su blog. Allí, además del relato de la búsqueda, dejó retazos de un repaso a su vida en el pelotón, una carrera que, desde que en 2014 cerró su primer año sin victorias y dejó Astana, se fue deslizando cuesta abajo hasta desembocar en una depresión y un positivo.
“En los últimos cinco años, el problema no era mi condición física; mi mayor problema era mi estado psíquico”, asegura que ha entendido ahora, después de revisar un tiempo en el que dice que abundaban los somníferos como atajo médico: “No les preocupa la salud mental de los ciclistas”.
Brajkovic, esloveno, 35 años, fue campeón del mundo de contrarreloj sub-23 en 2004, en un podio que completaron Thomas Dekker y Vincenzo Nibali. El año siguiente lo contrató para el Discovery Channel Johan Bruyneel, que lo llevó después al Astana al que regresó Lance Armstrong de su primera retirada. Compartió equipo con él en 2009 y 2010 (en el RadioShack).
Ese 2010 Brajkovic le ganó la Dauphiné a Alberto Contador, que semanas después se impuso en el Tour del clembuterol. En el Tour de 2012 Brajkovic terminó noveno. Su ca Brajkovic, esloveno, 35 años, fue campeón del mundo de contrarreloj sub-23 en 2004, en un podio que completaron Thomas Dekker y Vincenzo Nibali.
El año siguiente lo contrató para el Discovery Channel Johan Bruyneel, que lo llevó después al Astana al que regresó Lance Armstrong de su primera retirada. Compartió equipo con él en 2009 y 2010 (en el RadioShack). Ese 2010 Brajkovic le ganó la Dauphiné a Alberto Contador, que semanas después se impuso en el Tour del clembuterol.
En el Tour de 2012 Brajkovic terminó noveno. Su carrera fue eso, y también algún episodio de acoso de compañeros y jefes, angustia, somníferos y el desamparo de enero de 2018. Ahí, donde parecía que su carrera acababa, sin equipo, nace el rastro del sustitutivo de comida.
“Estaba deprimido. No sé si se podría decir que era una depresión clínica, pero era algo gordo. Me sentía realmente mal. No tuve pensamientos suicidas, pero no sabía qué hacer conmigo mismo. No me interesaba nada. No podía comer, y ese sustitutivo de comida era lo único que podía tomar”, recuerda.
Brajkovic asegura que antes comprobó en varias listas que no contenía nada prohibido. Cuando la UCI le contó lo que había encontrado, averiguó que la misma empresa fabricaba otro producto que sí incluía metilhexanamina, un estimulante. De ahí parecía provenir la contaminación.
“Mi pasión es la fisiología, el metabolismo, los tiempos de eliminación de las sustancias, así que conocía bien esta. Si hubiera querido engañar al sistema, no la habría usado, porque permanece mucho tiempo en el cuerpo. Pero está prohibida. Desde el principio sabía que no podía escapar sin sanción”, dice, y asegura que por eso renunció al contraanálisis.
El 14 de enero, cuando la UCI publicó el castigo y él, sus explicaciones, se sintió aligerado: “Fue el día en que mejor me sentí de estos seis meses. Mantenerlo para mí fue realmente duro”, cuenta. Fueron meses de incertidumbre solitaria durante los que pensó mucho en cómo veía que se trataba a los ciclistas.
“El corredor es el que paga el precio. Debería haber más trabajo psicológico, que ahora es inexistente”, lamenta, y recuerda lo extendidos que dice que están los somníferos en el pelotón. “Cuando tienes un trastorno psicológico, como estrés en competición, tu mente está corriendo todo el rato, y cuando te acuestas no puedes dormir, y te tomas un somnífero. Yo lo he hecho, especialmente el último año. Pero todo tiene efectos secundarios. A la mañana siguiente me sentía deprimido. Estás adormecido y te pasas con la cafeína. Veo a ciclistas jóvenes que antes de las nueve de la mañana ya se han tomado 500 miligramos de cafeína y, claro, por la noche no pueden dormir, así que se toman otro somnífero, y es un círculo que nunca acaba. Es muy irresponsable y los médicos no se ocupan de ello. Dicen: ‘Aquí está la pastilla’, y no se preocupan de tratar las causas”, se queja.
La época Armstrong
Aunque también recuerda tiempos felices, los seis años a las órdenes de Bruyneel, hoy suspendido de por vida por la trama de dopaje de Lance Armstrong. “Siempre tuve una relación padre-hijo con Johan”, recuerda; “no hablábamos mucho, pero siempre sentí que se preocupaban por mí, que me querían”.
En el mismo tono se refiere a Armstrong, también suspendido de por vida: “Seguro que hizo daño a mucha gente, pero si eres alguien que tiene mucho que perder, intentas defenderte de todas las formas posibles. Lance era el único líder que se preocupaba de sus corredores. Si le respetabas. Si no le respetabas, no le importabas. Prefiero tener a Lance como amigo que a cualquier mánager muy ético”.
Info: El País
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