El rubro de las bicicleterías es otro que a duras penas se encuentra trabajando en el transcurso de esta pandemia. En Chaco, por ejemplo, tuvieron que cerrar sus puertas hasta recibir alguna señal de las autoridades gubernamentales.
Algunas abrieron el último el 11 de abril sus talleres escudándose en que fueron autorizadas a funcionar las gomerías y talleres mecánicos, otros aún esperan una señal más explícita para evitar problemas con las fuerzas que controlan el cumplimiento del aislamiento social. NORTE pudo dialogar con David Stacul (46), propietario de la histórica bicicletería El Cometa (Pellegrini 54, Resistencia), que hoy es atendida por la tercera generación de la familia que la fundó hace 54 años.
David comentó que la situación es “compleja”. Ellos aún no abren sus puertas al público, pero sí toman pedidos de clientes vía Whatsapp, acuerdan recibir la bicicleta a reparar y, una vez reparada, se le notifica al dueño.
Hay que reconocer una dificultad en el medio de esta cuestión: “Sin embargo, tenemos un problema. La circulación en el centro de la ciudad donde tenemos nuestro local es limitada y eso incomoda al cliente si tuviera una necesidad con respecto a su bicicleta. Lo que también atenta contra la toma de pedidos”.
“Igual sacamos el aire para que quienes deseen inflen sus bicis”, recalcó. Con este contexto, reconoció que están trabajando “a media máquina, sobreviviendo con un 50% de reparaciones y ventas comparado con épocas normal, y con eso tratamos de pagar sueldo como podemos y subsistir. Porque lo primero es llegar a las deudas y cargos fijos. Esta crisis es peor que la de 2001, es algo nunca visto por nosotros. Toca respetar las medidas de prevención y hacer lo que se pueda”.
Info: Diario Norte
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