El australiano Simon Clarke se impuso en la quinta etapa del Tour de Francia, la de los adoquines, en la que el belga Wout van Aert consiguió conservar el maillot amarillo.
El ganador de las dos últimas ediciones, el esloveno Tadej Pogacar, fue el gran beneficiado de la jornada entre los candidatos a la victoria final, ya que logró meter tiempo a sus principales rivales, sobre todo a su compatriota Primoz Roglic, víctima de una caída y que se dejó más de dos minutos.
Clarke, del equipo Israel, que ya ha ganado etapas en la Vuelta a España, superó en el sprint final al holandés Taco van der Hoorn para apuntarse su primer triunfo en la ronda gala.
Van Aert entró a 1.04 segundos en un nutrido grupo de corredores y conservó el maillot amarillo con una renta de 13 segundos con el estadounidense Neilsen Powless, cuarto de la etapa, y 14 con el noruego Edvald Boasson Hagen, tercero del día.
Pogacar se coloca cuarto de la general a 19 segundos del líder, mientras que Roglic ahora está a 2:36 del puntero de la carrera francesa. Dicho tiempo lo dejó prácticamente fuera de la pelea en procura de ir por la camiseta amarilla.
«La quinta etapa será más decisiva que cualquiera de montaña»: Ya lo avisaba Ion Izaigarre. La etapa cumplió las expectativas. Se esperaba una auténtica escabechina camino de Arenberg, en la etapa de pavé que contaba con 11 tramos en una jornada endemoniada. Una París-Roubaix dentro del Tour de Francia. El día parecía propicio para que Jumbo intentara darle un susto a Tadej Pogacar.
Jumbo arrancó el día torcido. Pinchó Van Aert, después de cayó Vingegaad y, minutos después, fue Roglic el que se fue al suelo. Por delante, Pogacar viajaba encabezando el grupo de candidatos haciendo camino para hacer sangre. Otros nombres como Thomas o Mas también quedaron descolgados.
Pogacar, desencadenado
A falta de 20 kilómetros, cuando faltaban cuatro sectores, Pogacar volvió a atacar para intentar vestirse de amarillo. Lo que para otros parecía un vía crucis, para él era un paseo en barca. Por detrás venían Goudu, Vlasov o Nairo Quintana, quienes miraban de reojo a la clasificación casi incrédulos.
Tadej, en cuyo equipo decían por la mañana que «si quieren tocar a Pogacar tienen de aquí al domingo porque si no les remachará», se fue junto a Stuyven en búsqueda del maillot amarillo. Y de, sobre todo, volver a recordar que él es el dueño del Tour de Francia. Eso sí, el triunfo de etapa fue para Clarke, que se llevó un sprint precioso.
Por suerte para Mas, Van Aert por detrás tiró para meter a casi todos los candidatos en una distancia prudencial. Salvaron la papeleta. El que más descontento se marchó fue Roglic, quien a partir de ahora verá cómo aumentan sus pesadillas con el monstruo del UAE. Más que la diferencia en tiempo, de 20», el golpe de Tadej fue moral. Con las piedras de Arenberg edificó su tercer Tour.
Así queda la etapa
La clasificación general
Otra batalla tras los nervios del pavés: Etapa 6: Binche – Longwy (220,5 km.)
Tras las vibraciones y los nervios del pavé llega la etapa más larga de esta edición del Tour. El tramo final presenta varias cotas al estilo clásica y un penúltimo puerto en el que alguno de los favoritos por la general puede comenzar a mostrar. El final en cuesto es perfecto para picar segundos y comenzar a minar la moral de los rivales.
Info: Marca
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