El esloveno Tadej Pogacar (UAE Emirates) atacó ya en la primera etapa del Giro de Italia, enseñando los galones de favorito único a la victoria final.
No consiguió el premio porque el ecuatoriano Jhonatan Narváez (Ineos) y el alemán Maximilian Schachmann (Bora) le superaron en el sprint final.
Pero la segunda etapa, entre San Francesco al Campo y Santuario di Oropa, no daba margen a la reacción de los mortales. En el primer final en alto de la carrera, Pogacar llegó solo a la meta, vistiéndose además la ‘maglia rosa’. A sus 25 años, la 71ª victoria de su impresionante carrera.
En el puerto de 11,8 kilómetros, a 4.4 para la cima, dejó a todos sentados. Uno de esos ataques contundentes. Lo intentaron por detrás Geraint Thomas (Ineos) y Ben O’Connnor (Decathlon), pero sin posibilidad de dar alcance al mejor ni yendo a ritmo. Al contrario, debieron mirar para detrás.
Pogacar llegó con 27″ de ventaja sobre el colombiano Daniel Martínez (Bora), el británico Geraint Thomas (Ineos), el italiano Lorenzo Fortunato (Astana) y el alemán Florian Lipowitz (Bora).
Pogacar tuvo la reacción de los campeones. Estaba picado por no haber ganado el día anterior, aún se motivó más tras el enfado que se llevó antes de iniciar la ascensión al Santuario di Oropa. En el pueblo de Viella, a 11.2 km. de la meta, se fue al suelo, con el coche de su equipo frenando a escasos metros de su bicicleta tendida en el suelo.
El esloveno hacía tiempo que había levantado la mano avisando del pinchazo de la rueda trasera, cuya llanta acabó diciendo basta y se llevó con ella al corredor, que besó el suelo. Se levantó como una centella, rabioso. Necesitó un par de kilómetros para volver a la cabeza de un pelotón en plena aceleración con los Ineos al frente.
Los UAE los acabaron relevando, preparando el camino a un Pogacar imponente, dispuesto a canibalizar este Giro. El de su debut.
Info: Mundo Deportivo
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