Düsseldorf, en el centro-oeste de Alemania, se acoraza para albergar el fin de semana el inicio del Tour de France de ciclismo y garantizar la seguridad de un evento que espera reunir a cerca de un millón de aficionados a las dos ruedas.
«Hay que velar por la seguridad dentro de lo humanamente posible», declaró el alcalde de la ciudad de 600.000 habitantes, Thomas Geisel. La edición 104 de la competición arranca con los atentados perpetrados recientemente en Mánchester, Londres, Niza y Berlín todavía muy en mente. Se extreman las medidas para que nada empañe el gran día y la amenaza terrorista no robe el protagonismo a los ciclistas.
«Claro que se nos pasa por la cabeza a todos lo que pasó en Niza hace un año. Pero no debemos pensar mucho en ello o dejarnos influir por eso», señaló Emanuel Buchmann, que figura como candidato a hacerse con el maillot de las jóvenes promesas.
El ganador de 11 etapas André Greipel confía en las autoridades encargadas de velar por la seguridad durante el Tour. «Creo que se tomarán las precauciones necesarias. Los organizadores pueden hacer frente a una situación de amenaza. En 2016 el Tour estuvo a punto de interrumpirse tras el atentado de Niza y la situación se pudo controlar», declaró.
También Tony Martin, uno de los nombres que suena para vestir el maillot amarillo en la contrarreloj del sábado, mostró su confianza en las fuerzas de seguridad aunque reconoció estar un tanto preocupado por su familia. «No obstante, decir que tengo miedo, sería exagerado», dijo el campeón del mundo en la lucha contra el crono. «La seguridad total no exite», añadió el debutante Nikias Arndt, que este año se estrena en la histórica carrera.
Por su parte, Marcel Kittel, que ganó nueve etapas, señaló que todavía no ha llegado el momento en el que siente que su libertad se ve limitada, aunque admite que el tema de la seguridad no se puede dejar de lado porque siempre hay un pequeño riesgo.
«Estamos bien preparados y listos para todo», dijo el máximo responsable de Policía de Düsseldorf, Norbert Wesseler, quien también señaló que existe una amenaza de seguridad alta pero ningún indicio concreto que ponga en cuestión la seguridad del tercer evento deportivo más multitudinario tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol. Las estimaciones oficiales indican que a Düsseldorf se acercarán, dependiendo del tiempo, entre 500.000 y 700.000 aficionados.
El plan de seguridad, de más de cien páginas, es estrictamente confidencial. Que un terrorista tenga acceso a él lo convertiría en vulnerable y le permitiría adaptar su estrategia con el fin de burlar las medidas policiales.
Tras los ataques islamistas cometidos recientemente en actos multitudinarios, se intensificarán los controles en los accesos y se colocarán barreras de hormigón que puedan frenar la embestida de vehículos que los terroristas utilizan a modo de armas.
No solo la Policía se prepara para una posible gran intervención, también otros servicios de seguridad privada y unos 2.500 voluntarios forman parte del dispositivo de seguridad diseñado. Desde hace meses, se han llevado a cabo simulacros para comprobar su eficacia. Todo, con el objetivo, de que nunca deba activarse la alarma.
Info y Foto: DPA
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