El belga Philippe Gilbert (Deceuninck-Quick Step) no se podía creer su triunfo en la 117 edición de la París Roubaix, se sentía «muy feliz» en el velódromo de la ciudad francesa y aseguró que aún mantiene, a sus 36 años, «el sueño de ganar los cinco monumentos», lo que concretaría ganando el único que se le resiste, la Milán-San Remo.
«Es difícil de creer. Estoy feliz. Todavía tengo el sueño de ganar los cinco monumentos. Es un sueño un tanto loco que me ha inspirado durante diez años y poco a poco me voy acercando». Me siento muy orgulloso», señaló Gilbert tras proclamarse rey del «Infierno del Norte».
Un reto que persigue el rey belga de las clásicas, ya ganador del Tour de Flandes, Giro de Lombardía, Lieja-Bastoña-Lieja y desde hoy de la París Roubaix.
«Cuando decidí asumir este desafío hace tres años, mucha gente me dijo que los adoquines no eran para mí. Gané el Tour de Flandes y ahora la París-Roubaix. He tenido que transformar mis cualidades como rematador».
Gilbert, también campeón del Mundo en 2012, vencedor de la Flecha Valona, 4 veces de la Amnstel Gold Race y vencedor de etapa en Giro, Tour y Vuelta, se refirió a su transformación como ciclista.
«Ahora soy un corredor diferente y estoy muy feliz de haberlo conseguido. No tengo miedo a los ataques lejanos. A menudo han funcionado a mi favor».
El ciclista valón se refirió a su duelo con el alemán Nils Politt y el desenlace final de la prueba.
«Colaboré con Politt, que también es un ciclista valiente. Era ideal para estar en su compañía. Al final juntamos fuerzas y en el desenlace todo se redujo a la ley del más fuerte, y ese era yo».
Info: Marca
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