Año 2009, Francia, y una rivalidad que durante 21 etapas trascendió más allá de la carretera. Esta es la historia de Alberto Contador y Lance Armstrong, del madrileño y el texano, dos estilos totalmente antagónicos tanto en la bicicleta como en los micrófonos que por aquel entonces coincidieron en las filas del conjunto Astana de Johan Bruyneel con el mismo objetivo: conquistar el Tour de Francia.
Alberto perseguía su segunda Grande Boucle, mientras Lance buscaba el octavo título (antes de ser desposeído de los siete anteriores por dopaje), una tensión incontenible que el de Pinto se encargó de repasar en una larga entrevista junto al youtuber Valentí Sanjuan, y en la que desveló los entresijos de aquella batalla con varias anécdotas hasta ahora desconocidas. No tiene desperdicio.
Inicio de Tour: «El Tour empezó con muchísima polémica sobre si el líder era Armstrong o yo. Yo volvía al Tour después de que en 2008 no nos dejaran participar y dije: ‘tengo que ganar como sea’. Él volvió al ciclismo, a mi equipo, y dijo que quería ganar el Tour. Había una tensión tremenda. Hasta nuestros compañeros lo estaban. Antes de empezar el Tour fui a hablar con Lance directamente a su habitación y me dijo: ‘para mí es mejor que genes tú el Tour a que gane yo’. Eso fue el día antes de la primera contrarreloj. Luego vi que puso por Twitter: ‘mañana en la contrarreloj veremos quién es el líder’. Perdí el tiempo y la siesta».
Abanicos en la cuarta etapa: «Había viento y me dijo George Hincapie, su amigo, que iban a cortar el pelotón. En el último momento hubo un corte, Lance se puso delante y yo me quedé atrás. Mi equipo tiraba delante cuando se supone que yo era el líder. Se ve que la radio se había roto… Ese día Armstrong me metió 40 segundos y estaba por delante de mí en la general. Era líder virtual».
Etapa 9 en Andorra: «En la reunión del día anterior a la etapa dijo Bruyneel: ‘Hoy vamos a ir tranquilos, en grupo, no nos interesa otra cosa’. Yo me subía por las paredes. Estoy deseando que llegue la montaña para reventar la bici y me dicen que tranquilo. Después de esto consulté a un compañero mío de equipo que era neutral en todo esto. Me dijo: ‘Alberto, antes de que se te quede cara de tonto a ti, que se le quede a él’. El primero en arrancar fue Cadel Evans. Luego Van der Broeck y dije: ‘esta es la mía’. Les pasé a los dos y llegué solo a meta. Me quedé delante de nuevo de Lance en la general. Había una tensión en el autobús… Al día siguiente dijo Johan si alguien tenía algo que decir. Armstrong dijo que yo no había respetado la táctica del equipo. Le corté: ‘Si tú quieres respeto, eres el primero que tienes que darlo. Me lo has faltado a mi desde el principio de año como a todo el equipo’. Me cortó él y dijo: ‘OK, Pistolero’. Después todos bajaron del autobús y nos quedamos solos. Se acercó y me dijo: ‘Don’t fuck me (no me jodas)’. Armstrong me llevaba atacando por Twitter desde diciembre: ‘Mucho talento, pero demasiado joven. Tiene mucho que aprender».
El enemigo, en casa: «Mi bicicleta dormía en la habitación de mi mecánico… Yo intentaba tenerlo todo controlado. Tres días antes de empezar el Tour me dijeron que mi hombre de confianza, Benjamin Noval, no venía. Dije: ‘es una broma’. Y le dejaron en casa. Intentan desestabilizarte en muchos puntos. Hubo momentos complicados y de bajón. Para la contrarreloj de Mónaco tuve que comprar una rueda lenticular de última generación porque en el equipo sólo había dos y me dijeron que eran para Lance. Y eso que yo era el líder teóricamente. Hablé con el equipo Milram, que usaban el mismo tipo de rueda, y pude comprarles una. Cuando aparecí en la salida con esa rueda, Armstrong se sorprendió y el director deportivo le dijo que yo la había comprado. Estuvo simpática la situación. Ahora nos reímos, pero tela…».
Info: AS
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