Sin complejos, con la sonrisa dibujada en su cara, Adrián Ezequiel Richeze, le contó ayer a DIARIO DE CUYO los motivos por los que, en plena madurez, decidió abandonar la actividad que lo apasiona y que llenó sus horas y su espíritu de libertad desde que tiene uso de razón. «Mi vida fue la bicicleta. Tenía cinco años y quería imitar a mis hermanos, quienes me mandaban a dar diez vueltas mientras ellos entrenaban», cuenta el marido de Sofía y papá de Olivia (8 años) y Matilda (3).
Es el hijo más chico de Omar Richeze quien supo brillar en las rutas y pistas entre los años 70 y 80. Y tiene el orgullo de ser el hermano menor de Roberto, Mauro y Maximiliano, éste último el más famoso de todos por ser un destacado protagonista del pelotón UCI World Tour. «¿Si fue una carga llevar este apellido? Algo, sí. Mi padre y hermanos mayores me enseñaron a vivir el ciclismo con mucha responsabilidad y les agradeceré enormemente haberme ayudado a crecer en el deporte», explicó.
Su último triunfo grande fue la medalla dorada integrando la cuarteta de la persecución de la «sanjuanina» en el último argentino de pista, desarrollado en octubre en Mendoza. En su palmarés tiene otro oro en la misma prueba en 2016 y tres de las cuatro clásicas sanjuaninas.
«Creo que con el ciclismo quedé a mano, ni él me debe nada a mí, ni yo le debo nada. Posiblemente me queden las ganas de ganar la Doble Media Agua para completar las cuatro carreras más importantes del calendario sanjuanino, pero no lo tomo como una frustración. Lo primero que me enseñaron y aprendí fue a perder antes que a ganar», confesó el muchacho que cuando se le consultó cuál fue la mayor alegría dentro del ciclismo contestó con firmeza: «Llegar a mi casa y recibir el cariño de Sofia y las nenas, después de haber dejado todo en cada carrera que disputaba».
Por el ciclismo conoció muchos lugares del mundo. El ciclismo le permitió conocer y formar un hogar con la mujer de su vida (NdR: Sofía es hermana de Emiliano e hija de Ernesto Fernández). Por medio del ciclismo cosechó amistades en distintos lugares no sólo del país.
«Al retiro lo venía meditando desde abril pasado cuando me involucré más en el tema de la finca que Maxi tiene en Carpintería donde nos dedicamos a la producción de uva para consumo en fresco y pasas. El ciclismo necesita tanto del entrenamiento como del descanso y no podía cumplir con la recuperación necesaria por lo que, creo, tomé la decisión más adecuada para hacer las cosas bien, como me gusta», concluyó sonriendo.
Experiencia europea
7 Años corrió en Europa, integró el equipo Continental Nippo en 2013 y en 2014 participó con la selección nacional que participó de varias pruebas.
- Papá de tiempo completo
Haberse bajado de la bicicleta le ha permitido a Adrián, entre otras cosas, acompañar los últimos días del segundo grado de Olivia y despertar con mimos a Matilda. «Soy muy familiero y disfruto con alegría verlas crecer con Sofía a mi lado», afirmó.
- Un ciclista que dignificó su profesión
Si algo caracterizó la carrera deportiva de Adrián fue su profesionalismo, ese que aprendió de sus hermanos y puso de manifiesto en cada compromiso que asumió. Disfrutó plenamente de su oficio que le permitió ser campeón argentino representando a San Juan dos veces en la pista nacional (foto) y también ganar cuatro de las cinco grandes: Mendoza-San Juan (06/12/2015); Doble Calingasta (11/12/2016), Doble Difunta Correa (01/01/2017) y Doble Chepes (02/12/2019). En su historial hay también victorias de etapas y camisetas de líder en otras grandes, como la Doble Bragado y la Vuelta de Uruguay.
Info y Fotos: Fabio Garbi – Diario de Cuyo
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